Las palabras nacen, prosperan y también mueren llegado el caso. Tal cual. La mayoría de las palabras mueren por falta de uso. Por unas razones u otras, pero se van dejando de usar hasta que salen del diccionario. Que es tanto como decir que se van al limbo. Las palabras en desuso también evocan imágenes y costumbres perdidas, reflejan de algún modo la sociedad que les tocó vivir. He seleccionado una colección de palabras en desuso para ti.

Hoy con la letra H.

HACINO. Avaro, mezquino, miserable.

Nuestro diccionario está trufado de palabras y expresiones para señalar a los rácanos. Pongo aquí algunas: verrugo, estíptico, estreñido, lambucio, miserioso, indiano de hilo negro, puño en rostro, duro de codo, lacerado, amarrado, agarrado, cerracatín, cutre, roñoso, transido, parvífico, estrecho, guardón, largo como pelo de huevo y los preciosos americanismos codo, coñete, coño y maceta.

HAMO. Anzuelo de pescar.

¡El puto hamo!

Anoto dos palabras afortunadamente en desuso y repugnantemente sexistas, de ahí su desuso.

La primera de ellas es

HALCONEAR. Mirar con altanería.

¿Qué tiene de sexista mirar de forma altanera? Nada en absoluto. Pero te cuento: el significado de halconear que se mantuvo hasta la edición de 2014, donde se cambió por la actual (aunque por fortuna la RAE la marca en desuso) es así de vergonzante: Dicho de una mujer desenvuelta: Dar muestra, con su traje, sus miradas y movimientos provocativos, de andar a caza de hombres.

La segunda palabra sexista es

HAZANA. Labor o tarea.

Otro caso como la anterior. ¿Qué tiene de sexista hacer una labor o tarea? ¡Pues nada en absoluto! Pero qué opinas si te digo que esta palabra entró al diccionario en 1992 (has leído bien, el año de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla) con la siguiente definición que te dejo calificar: Faena casera habitual y propia de la mujer. En la edición de 2014 la RAE la cambió, muy apropiadamente, a la actual.

Cierro el artículo con cuatro locuciones. Comencemos con una locución verbal cuyo significado me fascina por el ripio de la expresión y por lo que tiene de improbable la definición:

HERIR EL CORAZÓN SIN ROMPER EL JUBÓN. Ofender con astucia y disimulo.

Se puede ofender queriendo y sin querer. ¿Pero se puede ofender con astucia y disimulo? Sí, pero no es fácil. Quevedo lo hizo con este calambur inolvidable dirigido a Isabel de Borbón, cuya minusvalía no era tema de conversación por razones obvias. Ni corto ni perezoso Quevedo le ofreció un clavel y una rosa mientras le decía: Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja.

HINOJOS FITOS. Hincadas las rodillas.

Es locución adverbial. Genuflexo, en una palabra. Hinojos fitos parece un plato de verdura con errata.

Veamos una locución pronominal incomprensible:

HOMBRE CON HOMBRE. Ninguna persona.

Lo dicho: incomprensible.

Termino el artículo con una locución adverbial espeluznante. Si fuera una película la calificaría como gore. Aclaro que no es apta para almas sensibles y desde luego no sigas leyendo si eres animalista. Vaya por delante que herbero (también en desuso) es el esófago de los rumiantes.

HACER EL HERBERO. Abrir a las reses el pescuezo después de muertas, para atarles el esófago y arrancárselo luego de la faringe, a fin de que, al sacarles el vientre, no salga la inmundicia por aquel conducto.

Ahora vas y lo cascas. Y a la casquería.

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