El 12 de octubre es festivo. Se celebra el Día de la Hispanidad. Que es tanto como decir el día de nuestra lengua, toda vez que es lo que nos une a los hablantes en español, residentes casi todos allende el Atlántico. Usamos muchas palabras precolombinas con toda naturalidad. Aquí una selección.
Del aimara, pueblo amerindio que habita la región del lago Titicaca, entre Perú y Bolivia, heredamos la alpaca o la chinchilla.
Del arahuaco, zona situada entre el río Negro y el Orinoco, las guajiras, la guayaba y las iguanas.
La lengua caribe nos lega boniatos, caciques, caoba, chapapote, la guasa, los guateques y también loros, papayas y piraguas. Recuerda que en Cuba para referirse a la fruta del papayo dicen frutabomba. Y que para los cubanos papaya es sinónimo del órgano sexual femenino.


Por el criollo sabemos lo que es un zombi y no por Walkind Dead, quién te lo iba a decir.

Si no es por el cumanagoto, propio de la región del Cumaná, actual Venezuela, no se llamarían así las arepas, ni los micos, ni las butacas. Recuerda que en Centroamérica, mico es sinónimo del órgano sexual de la mujer. ¡Qué obsesión!
El náuhatl es la lengua precolombina que más palabras aporta a nuestro diccionario (unas 800, en número redondo). ¡Puritito México!: cacahuete, cacao, coyote, cuate, guacamole, hule, mapache, petaca, tiza, tomate…



El quechua es el origen de palabras como cancha, tan deportiva ¿verdad?, carpa, tan circense ¿verdad?, caucho, coca, cóndor, guano, mate, pampa, papa, puma, quinoa… y así hasta 600 en número redondo.


La lengua taína es la primera que oyeron los españoles al llegar a tierra. Y taína es la primera palabra que aprendimos del otro lado del océano: canoa. También son taínas las barbacoas, los caimanes, las hamacas, los huracanes, y la yuca.


Y del tupí recogemos cayena, cobaya, jaguar y el sueño de los casados: tanga.

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