Una vez finalizada la temporada de fútbol (bueno, al menos la Liga 2021-22) es buen momento para recordar 11 disparates lingüísticos a cual más entrañable. Si te gusta el fútbol, seguro que los conoces todos. Y con la fuerza de los medios de comunicación es probable que hayas incurrido en alguno. Ahora estamos con la moda del bloque bajo y el bloque alto, que no es que sea una forma incorrecta de hablar, pero se repite ad náuseam. Lo mismo que el equipo babazorro y el conjunto nazarí o similares. Se cansa uno.
1. ATAQUE ESTÁTICO. Esta expresión es otra plaga neofutbolera. Los comentaristas tienden a alargar el discurso porque hay mucho tiempo que rellenar y entienden que un segundo de silencio puede acabar con ellos de patitas en la calle, de otro modo no entiendo por qué no se callan aunque sea un segundo. Estático, del griego, statikḗ ‘arte de pesar’ es algo que permanece en un mismo estado, sin mudanza en él. Estática es una persona que se queda parada de asombro o de emoción. Es imposible que tal situación se de en un deporte, a no ser que sea el ajedrez. En el fútbol jamás vi tal cosa. Pero oye, pizarras tienen los entrenadores y comentaristas para darnos explicaciones.
2. BALÓN DIVIDIDO. Otro tópico pensado con los pies, como corresponde a lo balompédico. El balón no se divide, si lo hiciera sería a causa de reventón. El balón se disputa.
3. CARIOCA. Por mucho que se repita, los brasileños no son cariocas. Cariocas son los nativos de la ciudad llamada Río de Janeiro. Y nadie más. ¿Sabes cómo se llaman los nacidos en el estado de Río de Janeiro? ¡Fluminenses! Golazo por la escuadra. La palabra carioca está compuesta por dos voces tupí-guaraníes: KARI (hombre blanco) y OCA (casa). Carioca significaría «la casa del hombre blanco».

4. COSTAR LA DERROTA. Cada vez se oye y lee más este disparate. Cuidadín, cuidadín. Un error no te cuesta la derrota, te cuesta la victoria. Igual que si te tiras de un barranco no te cuesta la muerte, te cuesta la vida. Así es que el error de David de Gea (frente a Ucrania, por cierto) le costó la victoria a la selección española. O produjo la victoria de Ucrania. Ay.

5. ESTAR BAJO PALOS. Sirva la foto del cancerbero (por el can Cerbero, el perro de Hades guardián del inframundo) para aclarar que se puede estar en horas bajas o en una planta baja. Puede que te den un golpe bajo y que tengas baja la tensión. Pero no puedes estar bajo palos, porque solo hay un palo entre poste y poste: el larguero. Puedes estar bajo palo, eso sí. O entre palos. Incluso bajo palio, pero eso es otra cosa.
6. EXTREMO IZQUIERDA. Puedes jugar de extremo por la izquierda. O por la derecha. Aunque sean posiciones en extinción, porque ahora lo normal es jugar “a pierna cambiada”, otro disparate lingüístico. Si entrenas mucho puedes jugar de extremo izquierdo como López Ufarte, eso sí. O de extremo derecho como Garrincha, quien por cierto era brasileño y fluminense, pero no carioca.
7. JUAN PALOMO. Se usa mucho esta expresión coloquial entre los comentaristas deportivos para referirse al jugador, que hace una jugada individual por lo general en ataque. Pero atención a la definición del diccionario: Hombre que no se vale de nadie, ni sirve para nada.
8. SELECCIÓN AZTECA. Así llaman a la selección mexicana cada dos por tres. Los aztecas dominaron el valle de México y zonas convecinas, una quinta parte del país, pero nada más. Para entendernos: si estás en Cancún y subes una foto a Instagram o sitios peores, no digas que estás en tierras aztecas. Di que estás en tierras mexicanas, eso sí. Salvo que quieras pasar por un cateto, allá tú. Es como llamar americanos a los estadounidenses, otra generalización incorrecta. La Federación Mexicana de Fútbol cambió su escudo en 2021. Y le quitó la referencia azteca.
Por cierto que en terminología heráldica, ya sabes: el arte del blasón, se distingue entre águila pasmada, la que tiene plegadas o cerradas las alas y águila explayada, la que tiene las alas abiertas. Ya si quieres sacar nota recuerda que águila exployada es de alas extendidas, pero de dos cabezas.


Decíamos de los aztecas y algo parecido sucede con el término israelita. Para un cómico de los de antes cada risa era oro puro y para un comentarista de los de ahora cada sílaba un lingote. Los comentaristas dicen israelita (5 sílabas) y lo emplean para referirse a un jugador nacido en Israel. Pero eso es un israelí (4 sílabas). Un israelita es un hebreo, un judío o un nacido en el antiguo reino de Israel. ¿Compensa meter la pata por una sílaba? No llega a ser plaga porque hay pocos jugadores israelíes.
9. VISTO PARA SENTENCIA. Otro latiguillo del idioma futbolés. Aplícase de forma contumaz a los minutos de la basura en un partido con marcador irremediable. “El partido está visto para sentencia” repiten ufanos los comentaristas. Pero se trata de una fórmula con la que el juez da por concluidos los debates del juicio oral, indicando que el procedimiento ha concluido y queda pendiente de la resolución final.
10. PALO CORTO. Es aceptable centrar al palo corto o al palo largo, por no decir al palo próximo o al palo lejano. Más discutible es oír a Jorge D’ Alessandro decir que el penalti se tira al palo corto o al palo largo, toda vez que el punto de penalti es equidistante de los palos, del larguero y de Cristo que lo fundó. Creo que la expresión no llegó a calar entre los aficionados. Un invento que sí caló para siempre fue la metáfora inventada por Matías Prats padre: «la cepa del poste». Es una expresión tan hermosa que la seguimos diciendo a pesar de que los postes ya no son de madera.
11. CON LÁGRIMAS EN LOS OJOS. Esta expresión espantosa te la encontrarás con más frecuencia de la deseable y por lo general cuando un jugador se despide de un equipo luego de jugar varias temporadas o cuando se lesiona. Uno puede despedirse entre lágrimas, qué duda cabe, pero si las lágrimas no salen de los ojos ya me dirás de dónde salen. Se trata de un pleonasmo mal hecho, una reiteración ridícula. Hablar por hablar.


PATADAS EN EL BANQUILLO
Un blog es algo vivo. O mejor dicho: debería ser algo vivo. Y puede nutrirse de la rabiosa actualidad. De ahí que comparta este tuit o trino:

No entiendo cómo alguien cuya principal herramienta de trabajo son las palabras puede confundir un empate con un armisticio. Y además si el empate, como el armisticio, es pactado entonces además de un disparate lingüístico es un delito.
Otra patada al diccionario relativamente reciente es el mal empleo del verbo poder. Aquí un ejemplo:

Otra plaga. Por supuesto que el Racing pudo empezar la temporada con victoria, lo que pasa es que perdió. Puedes ganar, empatar o perder. Otra cosa es lo que suceda al final del partido. Lo correcto sería «El Racing no pudo con la UD Las Palmas». Es decir, que el Racing no fue más fuerte que su rival, no fue capaz de vencerlo».
DE PROPINA
Os traigo de propina una palabra ya en desuso. Duró poco en nuestro diccionario; entró a finales del siglo XIX y poco más de una centuria después la Academia ya la marcaba como en desuso. Cosas veredes:
CESPITAR. Titubear, vacilar.
¿Y por qué destaco esta palabra en desuso? Porque cespitar proviene del latín caespitāre ‘tropezar en el césped’

BOLA EXTRA
Mi amigo Juan Sobrino, que además de aficionado al fútbol es un bibliotecario molón (que se han dado casos), me recuerda la expresión victoria pírrica. El adjetivo debe su nombre al rey Pirro, quien tras vencer en batalla a los romanos dijo: «Otra victoria como esta y volveré solo a casa». De toda la vida la palabra pírrica definía a la victoria obtenida con más daño del vencedor que del vencido. Pero como los hablantes hacemos con el idioma lo que nos viene en gana, el diccionario admitió en 2001 el significado que damos en la mayoría de las ocasiones: Conseguido con mucho trabajo o por un margen muy pequeño.
Ya que estamos ¿qué me cuesta decirte otras palabras con etimología regia? Van unas cuantas: azul, creso, tirano, licaón, anabolena, jaque, escaque, marajá, rajá, inri, atila...
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