Valga el título de ese inolvidable sketch de Los Payasos de la Tele para escribir, siquiera un rato, sobre el mar, la mar. Ese misterio que a unos atrae y a otros espanta, pero que a nadie deja indiferente. Como es verano, voy a sumergirme en el mar del diccionario para traer algunas palabras y curiosidades. De momento y según la altura de las olas, distinguimos las siguientes:

Se dice que hay mar arbolada cuando está violentamente agitada, con olas de seis a nueve metros de altura. El horror, en una palabra.

Mar gruesa cuando está agitada con olas de dos metros y medio a seis metros de altura.

Fuerte marejada es el movimiento fuerte de olas de 1,25 a dos metros y medio.

Marejada es un movimiento moderado de olas de entre medio metro y metro veinticinco.

Marejadilla es cuando las olas no superan el medio metro.

Mar rizada cuando las olas no superan los diez centímetros.

Mar llana cuando la mar está en calma y sin olas.

Otras palabras marineras:

Adarce: Costra salina que las aguas del mar forman en los objetos que mojan.

Cachón: Ola de mar que rompe en la playa y hace espuma.

Derrelicto: Buque u objeto abandonado en el mar.

Dalái lama: en mongol, donde tiene su origen, dalai significa océano.

A palo seco: esta expresión procede de la fértil terminología marina; se dice cuando una embarcación navega con las velas recogidas. Por contra, si se navega a toda vela se dice a todo trapo.

Vergas en alto, aunque parezca otra cosa, es cuando una embarcación esta pronta y expedita para navegar.

Los marinos transportaban personas, mercancías y, por supuesto, palabras. En las relacionadas exclusivamente con la marina vemos algunos ejemplos:

chubasco-portugués, bitácora, buque-francés, zafar-árabe, bolardo-inglés, babor, eslora-neerlandés, naufragio, rumbo-latín.

La conocida palabra japonesa tsunami y que se refiere a la ola gigantesca producida por un maremoto o una erupción volcánica en el fondo del mar, esconde una etimología muy linda y al tiempo descriptiva: tsu (puerto) y nami (ola).

El mar se esconde en algunas etimologías. Véase:

Albufera: Del ár. hisp. albuḥáyra, y este del ár. clás. buḥayrah, dim. de baḥr ‘mar’.

Armiño: Del lat. Armenius [mus] ‘[rata] de Armenia’, por provenir del mar Negro.

Remolacha: Del it. ramolaccio, este del lat. armoracium, y este del galo are more ‘cerca del mar’; cf. al. meerrettich ‘rabaniza’; literalmente ‘rábano de mar’.

Siroco: Del it. sirocco, var. de scirocco, este del ár. hisp. šaláwq ‘viento de la marina’, y este del lat. salum ‘agitación del mar’.